Arquitecto y Urbanista
Profesor de la Universidad de Marne -la- Vallée.Francia
Marco de Colaboración UDP y Marne La Vallée
Hace unos 4 años iniciamos una colaboración entre la UDP y Marne La Vallée, que empezó en el pregrado, pero que en los últimos años se ha ido expandiendo al postgrado, y que cada vez se está organizando de manera más clara y más sólida. En los próximos años la idea es poder consolidar esta relación, que vemos muy fuerte en las temáticas que la UDP desarrolla en ambos niveles. Lo que supone una organización recíproca: nosotros, “franceses”, abordando temáticas “chilenas” y, al contrario, estudiantes y profesores chilenos integrados en nuestra situación.
Caso de Estudio
Para ver la ciudad y los nuevos territorios que se están desarrollando en ella, hay que desenfocar el punto de vista de algún modo y salir de la idea, aún imperante hoy en día, de que la ciudad está hecha por edificios, y el territorio por agricultura, zonas naturales y elementos paisajísticos. Hoy estas cosas están mezcladas entre sí. Algo que para muchos no es algo tan obvio porque se mira a la ciudad como un objeto únicamente urbano, que trata de calles y edificios, mientras que todo lo demás corresponde a otra cosa. Entonces, nuestro punto de partida debe ser este.
Por supuesto se supone que nos interesamos en arquitectura, en cómo se hacen las cosas en detalle, en la arquitectura en general, en la arquitectura de edificios y de infraestructura, que tiene algo que ver con ingeniería, los puentes, los caminos y este tipo de cosas que también constituyen el territorio en todos sus aspectos. No solo la calle sino que también las obras de infraestructura, que ya tienen otra escala y otra medida, y por supuesto los jardines y los parques.
En este caso de estudio, más que un jardín pensamos en un parque, algo más contemporáneo que tiene que ver con la agricultura en relación a la ciudad. Lo que podemos llamar suburbanismo, que son sitios donde la densidad es baja pero no así la presencia agrícola, tampoco la economía ni el espacio de desarrollo. Y hay que inventar cruces, conexiones entre el mundo agrícola y el urbano. Todos estos paisajes intermedios pueden tener mucho potencial. Y, a la inversa, si no están bien pensados, pueden traer mucha violencia, porque el tema del suburbanismo, de infraestructura mal planteada, que no integra la dimensión territorial a gran escala, padece muchas veces de un exceso de artificialidad o un exceso de cosas construidas que no tienen, en realidad, relación con el paisaje existente ni con los recursos naturales.
Esto quiere decir que asumimos también la variedad y la diversidad de actividades que pueden coexistir o cohabitar en estos paisajes. Por ejemplo, lo que vimos en el río Maipo, donde hay industria, canteras de áridos y paisajes potencialmente recorribles (en algún modo como parques). Eso no es algo contradictorio, más bien hay que asumir el hecho de que estos paisajes a esta escala son territorios productivos; no es como un parque, como por ejemplo el Parque Forestal en el centro de Santiago, algo no productivo sino pensado para el ocio. Que está bien; pero todo lo que supera este tipo de herencia que viene del siglo XVIII hasta los espacios públicos modernos, son espacios que pueden ser también productivos y a la vez pertenecer a un mundo urbano donde la gente los utiliza como lugares de ocio. Este es un cambio muy importante, es un cambio de paradigma que no existe en la ciudad y en el territorio colectivo. En la ciudad más difusa hay una colaboración necesaria entre unos espacios muy grandes que tienen un papel ecológico o económico productivo y los parques del espacio urbano con sus paseos y actividades de ocio.
Hay que alejarse un poco del modelo radial, que funcionó a una cierta escala y que estaba constituido por el centro, los suburbios y luego el campo. Esto ha funcionado durante bastantes siglos ya. Ahora las cosas son articuladas de manera distinta, sobre todo por la capacidad que tenemos de movernos de otro modo. Es decir, la movilidad permite imaginar otro tipo de relaciones entre centralidades, que tienen una jerarquía distinta a los centros más periféricos. Es más una red de lugares donde cada uno tendría su propia identidad, su propia economía y que estarían conectados con más equilibrio. Sin embargo, a menudo las ciudades contemporáneas no funcionan a nivel social y a nivel ecológico porque las movilidades y la visión subyacente a ella siguen las antiguas centralidades. Entonces los que viven en la periferia tienen que ir al centro para el trabajo, en nuestro caso al centro de Santiago, lo que es muy fuerte. Por supuesto esto tiene un impacto en la calidad de vida cotidiana, en el costo de transporte a nivel infraestructural y a nivel ecológico porque estos movimientos son hechos por coches. Entonces, tienen impactos en la congestión y la polución de contaminación. Este modelo ya no puede continuar, hay un límite para las saturaciones y más allá de él no se debe seguir. Sin embargo, en muchas ciudades el modelo principal es este, y por supuesto que la periferia padece la dependencia y la falta de recursos. Esto tiene un trasfondo social; muestra un desequilibrio social, ya que la gente que vive más lejos, si pudiera elegir, no estaría en la periferia. Esto es parte de lo que ocurre aquí, al igual que en París.
Entonces, hay que pensar la periferia como una red transversal más densa, no solo radial. Partiendo de los propios recursos de cada lugar; muy a menudo se olvida que la periferia es un resultado del crecimiento urbano, que tenía o tiene recursos propios, o porque está al lado del río, o porque tiene el cerro, o porque tiene unos recursos industriales que los demás no tienen, o porque tiene una conexión vial con el resto del territorio que los demás lugares no tienen, etc. Estos lugares tienen unos recursos de identidad, de escala, de proximidad, con una riqueza basada en el tejido existente. Todo esto, a partir de lo que existe en la periferia, y tomándolo en cuenta como base de un desarrollo, que puede ser distinto, si no se considera la periferia solamente como una cosa que depende de una ciudad centralizada, sino como una red de potenciales y recursos. Eso es muy importante de atender.
Workshop
El tiempo de desarrollo de nuestro workshop ha sido muy corto y con un ámbito de acción muy amplio porque había 30 km2 para pensar. No solo para los alumnos, hasta para los mismos arquitectos y paisajistas no es algo sencillo. Entonces, es un problema difícil no solo por el ámbito sino también por la cuestión previa que salió del Plan Regional (PRMS 100), que establece las zonas que deben ser construidas dentro de los próximos 15 o 20 años. Un plan que asume la imagen de una ciudad totalmente radio-concéntrica, a forma de anillos, re-anillando los huecos que siguen ahora mismo entre los ejes. Siguiendo la misma organización desarrollada en los últimos 20 años a lo largo de los ejes principales. Entonces, asumiendo esta forma de guante que supone este Plan y que todo se va a rellenar, al final la pregunta podría ser: ¿cómo se puede hacer este relleno a nivel de Master Plan? Lo que han hecho los alumnos es más acerca de cómo cambiar estos puntos de vista, e intentar proponer una cosa que no es una alternativa bajo ese modelo. El workshop ha sido un proceso de planteamiento muy distinto, yo diría que hay en los trabajos varias ideas: primero una idea muy fuerte de mirar con atención y entender la estructura existente, y de qué manera la estructura del suelo, tal como está, puede influir en la escala del planteamiento general.
Por ejemplo, lo que han visto o presentado de manera muy clara es que la dirección general al sur de Santiago, al borde del Maipo, no es como lo sugiere el Plan Regional, que sigue la idea de una planificación perpendicular al Maipo como si hubiese un valle o una especie de parque de 5 km perpendicular al Maipo, sino que más bien refleja la estructura del suelo histórico, una cosa que viene del sistema de riego, de la pendiente y de unas cosas físicas muy fuertes que no se pueden cambiar sin gran despendio de energía. Esta estructura es paralela al río, no perpendicular. Todos los canales están del este al oeste y no del norte al sur. Esto es un tema teórico de algún modo. O consideras que no hay problema, que se puede cambiar y decir que es perpendicular porque la figura con dedos es más adecuada a la visión teórica que tienes de la ciudad, aunque no tiene nada que ver con lo que es el terreno. O consideras que el terreno tendría que seguir esta lógica, algo que un Plan debiera reflejar. Y, como cualquier lógica, siempre tiene un impacto, aunque es agrícola: el tema de cómo va el agua y en qué dirección, también es importante para la ciudad. Esto es algo que identificaron de manera muy pertinente y muy aguda.
La segunda cosa igualmente importante que identificaron es que no se puede solamente mirar al perímetro propuesto por el Plan, que ya es grande. Al contrario, hay que considerar un enfoque más grande aún. Según El Plan Regional el río va a ser el límite. Pero, ¿detrás del río que pasa? Ahora hay campo, pero tampoco es la agricultura productiva que se encuentra a mil km al sur de Santiago. A nivel nacional lo de la 6° Región es una producción agrícola a gran escala. Pero también la cuenca de Pirque podría tener un papel potencial en este sistema, algo que se puede considerar ya como parte del planteamiento global.
Por lo tanto cuestionarse el destino de la zona sur del río Maipo y las posibles conexiones entre ambos lados, es un apoyo para pensar lo que en futuro va a ocurrir en el norte de Santiago, porque de algún modo son territorios análogos. No se puede rellenar uno sin pensar lo que va a ocurrir en el otro. Un grupo del workshop propuso tener una densidad media sobre toda la zona, equivalente a la posible densificación que podría ser solamente en la parte norte del río Maipo.
Otra cosa a considerar es el tema de la imagen de Santiago a nivel internacional, o lo que la gente piensa a nivel de calidad de vida. En la actualidad, a nivel de marco global, Santiago está considerada solo por lo que ocurre en tres municipios, sobre los 52 que constituyen la RM: Las Condes, Santiago y Providencia. Todos ubicados en la zona norte a lo largo del Mapocho, lo que quiere decir que es muy concentrada en lo que es la herencia del pasado. Sin embargo, lo que está por venir, de algún modo, podría actualizar el nivel de la ciudad. De hecho, el nivel de servicio que la ciudad ofrece a sus habitantes no está presente y la hipótesis de los estudiantes es que entre la zona del Maipo, de Pirque y la Reserva Nacional Río Clarillo, gestionada por la CONAF podría darse una imagen de ciudad ecológica, abierta hacia la agricultura y los espacios naturales. Un área con un papel tanto ecológico como productivo, y que también ofrece un vivir distinto donde se puede pasear entre los campos y los cerros, de manera más inmediata y más fácil.
¿Esta calidad de vida urbana en la propia ciudad de Santiago? Es algo que en algunas ciudades parece ya obvio, pero aquí pareciera no ser tan fácil imaginar esto. Sin embargo, cuando fuimos un sábado a la Reserva Nacional Río Clarillo, el parque estaba cerrado por saturación, lo que indica que la necesidad existe. Es un modo de vivir, donde la gente quiere hacer un pick-nick al lado del río no a 500 km sino a 15 km, a una hora de distancia y no a 4 horas, porque no todo el mundo se va a las Torres del Paine para el fin de semana. Pero, ¿cuáles son los parques metropolitanos a escala de esta gran ciudad que es Santiago? De hecho, los parques del siglo XIX no son tan grandes y esta zona sur es la oportunidad. En el sur ya existe, solo hay que cuidarlo. La consecuencia de esto, si se desarrolla la ciudad, es que en esta zona la forma de actuar, la forma más concreta a nivel de espacios públicos, de loteos, de edificios, de urbanización en general tiene que ser distinta.
FREDERIC BONNET